En el mes de marzo, dedicado a las causas y luchas de las mujeres, el mundo volvió sus ojos a la discusión sobre su inclusión en el espacio digital y la importancia de este proceso para la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. 

Durante dos semanas, en la primera quincena de este mes, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, se llevó a cabo la 67 Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, CSW67, la cual se convirtió en una oportunidad para aprender y conocimiento, abriendo puertas para establecer, con absoluta claridad, la escala de poder y potencial de la tecnología y la innovación para acelerar la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres. Se discutió nuestro futuro y se delinearon estrategias importantes para la acción conjunta de los movimientos feministas en todo el planeta. 

Entre las conclusiones del evento, destaco la necesidad de fortalecer la integración de todas las mujeres y niñas para lograr la igualdad de género y su empoderamiento con la implementación plena, efectiva y acelerada de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing y la Agenda 2030, de manera integral, reflejando su naturaleza universal, integrada e indivisible.

Aún frente a varios retrocesos en los derechos de las mujeres, es cada vez más evidente que el uso de la tecnología puede convertirse en una herramienta importante para combatir el sexismo y la misoginia, en la medida en que su uso estimula la creatividad, el razonamiento lógico y la capacidad de investigación, con la difusión de nuevos modelos y conceptos, especialmente aquellos centrados en el respeto al ser humano y la comprensión del mundo contemporáneo, en el que ya no hay cabida para la intolerancia, la discriminación y la violencia de género.

El uso de la tecnología debe abarcar la ampliación de las miradas sobre los cambios en el modo de vida de las personas, ya que el uso de las computadoras, teléfonos inteligentes, internet y las redes sociales pueden convertirse en una puerta abierta a la delincuencia y la propagación del odio y los prejuicios, con prácticas inadecuadas e inapropiadas. publicaciones, que destruyen la intimidad de las víctimas o afectan su alma, causándoles dolor, sufrimiento y trastornos psíquicos.

Hay registros, en todo el mundo, de delitos cibernéticos contra mujeres y minorías sociales. El entorno es virtual, digital, pero produce consecuencias reales contra las víctimas.

La tecnología debe ser una herramienta de promoción y valoración de la mujer, de ahí la necesidad de un pacto global que permita luchar eficazmente contra la violencia cibernética y la intolerancia. 

Manoela Gonçalves es abogada, presidenta de la Federación Internacional de Mujeres en la Carrera Jurídica y de la Asociación Brasileña de Mujeres en la Carrera Jurídica